El seminario es un centro de formación: da "forma" a los futuros sacerdotes. Los seminaristas ordinarios quitan la nieve de la entrada, en invierno. Sirven la mesa a sus compañeros. Saben pelar sacos enteros de patatas, cocinan... Friegan el suelo de rodillas, como en el seminario polaco católico que existe en Rusia. Nada de eso parece que les impida seguir la eucaristía diaria en latín. Los seminaristas católicos greco-ucranianos también sirven la mesa a sus compañeros (importante repetirlo), pelan sacos enteros de patatas, y acarrean leña en invierno, a 10º bajo cero. Pero claro, sólo serán sacerdotes diocesanos; categoría ordinaria.
Los seminaristas extraordinarios se forman... (aparte, todo siempre aparte), para vivir su sacerdocio "en misión". Aprovechan esa nueva vocación eclesial llamada "mujeres para los seminarios". Ellas friegan, cocinan, lavan la ropa de los seminaristas y personal adscrito y/o de paso, planchan, Todo sea para que ninguna mundaneidad distraiga a los seminaristas extraordinarios, del santuario de la Palabra de Dios, su eucaristía y... sus manuales de teología.
El problema viene cuando unos y otros, ya ordenados, tienen que hacer unos ejercícios espirituales juntos, con el Papa y personal de Santa Sede. Pero bueno, mejor que sea el Papa FRANCESCO quien explique lo que le ocurrió...
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